Ventajas de la Edición en Texto Plano

03 Oct 2017
Submitted by Steven Esquea

Editores de texto. Supongo que todos nosotros hemos hecho uso de ellos alguna vez en la vida. Son bien conocidos en el mundo de la programación por su comodidad y simpleza a la hora de trabajar con códigos. Hoy en día hay muchos, unos más famosos que otros, con más o menos herramientas, más o menos versátiles... En fin, hay para todos los gustos. Pero eso me lleva a preguntarme por qué siguen siendo tan importantes hoy en día, teniendo en cuenta que cada día son más y más comunes las soluciones de software que buscan hacer más simple la vida de los usuarios. No sé qué opinen las demás personas, pero yo tengo mi propia hipótesis sobre esto: la sencillez del texto plano es, en sí misma, su mayor fortaleza. Y no digo con esto que los medios visuales no tengan sus ventajas, porque las tiene y, de hecho, son muchas. No obstante, uno de los mayores problemas que veo es que hay momentos en que se satura tanto una herramienta gráfica, que el trabajo se hace tedioso, ya que parte de nuestro tiempo terminamos invirtiéndolo en menús ocultos, arreglos gráficos, etc. Esto podría llegar a los extremos de hacernos perder la concentración o el hilo de lo que veníamos trabajando. En mi caso, quizá lo que más me incomoda a la hora trabajar en estos entornos demasiado visuales es la ineficiencia. Recuerdo que por aquellos primeros semestres en la universidad, yo tenía que redactar informes constantemente. En ellos se hacía necesario incluir ecuaciones. En un principio solía hacer en el clásico Microsoft Word, como el resto de mis compañeros. Siempre me hablaban de lo fácil que era ingresar una ecuación con unos cuantos clics. En ese momento me parecía cierto, era bastante fácil, pero me empezó a fastidiar mucho ese proceso de buscar, poner, luego borrar todo, porque no terminó siendo la ecuación que quería, sino otra, volver a empezar y dejar que mi mente continuara en ese estresante círculo vicioso de edición. Un día probé hacer los informes con OpenOffice, pese a que muchos decían que era incómodo. Lo empecé a usar porque era el que había en la biblioteca y no es que tuviera muchas otras opciones. Descubrí que el modo de incluir ecuaciones era un poco diferente, a partir de códigos. Mis compañeros detestaban eso y seguían usando Word. Yo decidí darle una oportunidad a esos códigos un tanto raros. Al principio me resultó bastante difícil y era de esperarse, pues venía de un método completamente gráfico y enfocado a los clics. Lo curioso fue que una vez me adapté a esos códigos, podía escribir ecuaciones de una forma más rápida y cómoda, así no se volvió a pasar por mi mente la idea de volver a esa parte puramente gráfica de Word.
Luego tuve que enfrentar el tener que luchar siempre con el estilo del documento: tamaños de letras, márgenes, colores y casi que hasta sabores. Eso me parecía más cómodo en Word, pero aún así lo sentía innecesario; sentía que debía existir un método más eficiente. Fue así como mi mente me empezó a traer recuerdos sobre algo que tenía que ver con códigos y que parecía más un lenguaje de programación que una herramienta para hacer documentos. Se trataba de $\LaTeX$ y recuerdo que todos le huían. En ese momento pensé en que si me había parecido más agradable usar códigos para escribir ecuaciones, tal vez esos códigos raros me podrían ser más útiles a la hora de hacer la redacción final de los documentos, después de todo manejaba el mismo sistema de ingreso de ecuaciones, texto plano, y el acabado era inmejorable, hasta donde podía recordar. Me di entonces a la tarea de buscar nuevamente la aplicación necesaria para usar $\LaTeX$, para ponerme manos a la obra.

Supongo que no soy el único al que le ha sucedido que desea aprender algo, pero en el camino pasan muchas cosas y los planes finales terminan cambiando, hasta el punto que esa meta termina perdiéndose. Pues bueno, como no quería que eso me pasara, decidía darme una motivación adicional: el siguiente informe que realizara, tenía que hacerlo en $\LaTeX$. Como yo solía ser extremadamente torpe utilizando Word, OpenOffice, LibreOffice y cualquier herramienta por el estilo (quizá por ello detestaba hacer los informes en ellas), más bien decidí no perder el tiempo tratando de lograrlo y me metí de lleno con los códigos de $\LaTeX$, que me tocó arrancar de cero, porque noté que literalmente lo único que recordaba de la existencia de esta herramienta, era su existencia en sí y la belleza del resultado obtenido. Claro, por aquella época en que me lo "enseñaron", los informes sobre el tema no los hice yo, sino uno de mis compañeros, pues la confianza en mí mismo no era lo suficientemente alta por aquél entonces y sentía que si lo hacía yo, quedaba mal. Como él era bueno, pues decidió hacerlo y yo acepté. En resumen, no aprendí nada, así que si quería cumplir mi objetivo de entregar el siguiente informe habiéndolo en $\LaTeX$, tenía que aprender solo, desde mi casa y en tiempo récord. Agracias al universo logré cumplir mi objetivo, hice el informe y aprendí sobre marcha las cosas más elementales del lenguaje.

Quedé tan contento con el resulta final, que me prometí que jamás volvería a Word y/o programas similares para ningún documento cuya decisión del formato dependiera de mí. Me siento orgulloso de saber que hasta el día de hoy he cumplido mi promesa. Al principio tardaba bastante haciendo mis documentos, por el primer acercamiento real y serio al lenguaje, supongo yo, pero con el pasar del tiempo y de los documentos redactados, noté que la calidad de los mismos mejoró muchísimo más de lo que yo esperaba, así como mi rapidez para hacerlos. Llegué al punto de que un documento en el que podía tardar horas en dejar listo en Word y similares, con muchas ecuaciones y todo los adornos correspondientes, en $\LaTeX$ podía hacerlo en sólo una fracción del tiempo. Incluso podía ir realizando cálculos de manera continua mientras iba redactando, algo que me encantó.

Y aunque esta fue sólo una anécdota de cómo comprendí todo el potencial oculto de la edición de documentos en texto plano, no debemos olvidar que esto aplica para diferentes tipos de ediciones, desde música hasta archivos CAD, pasando incluso por simulación de circuitos eléctricos y electrónicos. Y si bien es cierto que muchas veces nos da un poco de miedo adentrarnos con este tipo de sistemas o herramientas por miedo a su complejidad, en realidad las ventajas que nos brindan son sencillamente únicas. Afortunadamente mi experiencia con este tipo de sistemas no se quedó allí, pues más adelante me adentré en otros tantos lenguajes de presentación que me facilitaron la vida incluso hasta en un campo tan aparentemente misterioso como el de la música, en donde afortunadamente hay una muy buena opción para la edición de partituras, Lilypond, aunque creo que será tema de otro artículo, porque por ahora, creo que esto es todo.

Que el universo los bendiga.